
Descentralización, lugares de reunión dispersos, desordenados, que carecen de cohesión y parchean el espacio interresidencial sirviendo, en ocasiones, como aparcamiento de vehículos para los vecinos o meras escombreras. Una clara falta de adaptación a estos espacios se hace patente con la consiguiente pérdida del sentido para los que fueron diseñados.
Los habitantes rehúyen de estos lugares y buscan protección en zonas colindantes o en las inmediaciones de sus propias casas, convirtiendo el parque previsto en espacio inservible a su fin original.
Lo que se concibe como lugares de esparcimiento y recreo pasa a ser extensión muerta, incómoda, sin higiene, desintegrada de la barrida...
La tarea ha de centrarse en vivir esos espacios desde nuevas estrategias y en otras formas que eviten el esconder del ciudadano haciéndolo partícipe y cómplice en su existencia diaria.
Nuestras preguntas al habitante del barrio irán encaminadas a descubrir por qué estos espacios creados para la reunión y el ocio no realizan su función y han pasado a convertirse en zonas excluidas, asimismo como para recabar posibles ideas o estrategias que permitan la regeneración y aprovechamiento de los mismos.
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